martes, 26 de junio de 2018

Reseña: Las posesiones

Ficha técnica

Título: Las posesiones
Autor: Llucia Ramis
ISBN:  9788417007539
Fecha de publicación: 01/04/2018
Páginas: 224
Precio: 17'95€
Encuadernación: Rústica



Sinopsis

La narradora de Las posesiones viaja de Barcelona a Palma para pasar unos días en familia y tranquilizar a su padre, a quien la jubilación y unos problemas con un vecino tienen al borde del colapso. Mientras trata de entender su extraño comportamiento, se reencuentra con un antiguo amante y mentor, y recuerda un macabro suceso acaecido a principios de los noventa en el que un exitoso empresario madrileño, socio de su abuelo, mató a su mujer y a su hijo y luego se suicidó.
Locura, exceso de celo, depresión, la protagonista se pregunta por los abismos que esconde cada ser humano. Y muchas de las cosas que ha vivido se le revelan ahora de una manera diferente. Enlazando con pericia tres hilos narrativos distintos –que nos llevan de la crisis del periodismo a la corrupción, pasando por la educación sentimental de la protagonista–, Las posesiones es una novela sobre aquello que perdemos mientras maduramos y aprendemos que «crecer consiste en esto: no tener adonde volver».



Opinión personal

Las posesiones trata de la oscuridad y la luz que residen en los pensamientos de sus protagonistas. Habla del pasado, del presente y del futuro, mostrando cómo todo está unido por el mismo hilo conductor y que, aunque suene desesperanzador, todo es lo mismo, todo gira, todo permanece.

Habla de una sociedad que presume estar en el lado de la luz cuando realmente está rodeada de oscuridad, de secretos, de injusticias que escapan impunes a cualquier autoridad. 

Llucia Ramis no se corta y utiliza este libro a modo de altavoz. Habla abiertamente sobre temas que están a la orden del día: corrupción, especulación, la manipulación del hombre sobre la mujer, de las heridas de amor similares a heridas de guerra, etc. Sus instrumentos para tratar estas cuestiones son sus personajes: la manipulación corre a cargo de Marcel, las heridas de amor corren a cargo de Iván que, en un primer momento, es un gran hombre que finalmente se convierte en una monstruo que la va devorando desde dentro. El padre de la protagonista (en ningún momento se menciona cuál es el nombre de la narradora), es el que nos expone toda la situación política que se vive en Palma de Mallorca.

La autora habla de los veranos de infancia, de esos momentos que cuando los vivimos no somos conscientes que se quedarán pegados en nuestra piel y que, antes o después, saldrán a la luz para desquebrajarnos.

Me ha dejado grandes frases que me han hecho sentir, pensar y añorar.

“Dicen que en la infancia no existe la muerte. Que uno no le teme, solo finge que lo matan en el recreo y se deja caer con los brazos en cruz, cuando nada es verdad, todo es un juego, o la realidad finge ser ficción o viceversa”.
“Reivindicaré lo que fue mío como un lamento que les helará la sangre”.
“También somos lo que perdimos, o quizás somos sobre todo eso”.

Para mí no ha sido fácil leer esta historia. No porque el argumento o la prosa no me haya parecido magnífica. Más bien es una cuestión personal, porque me he visto reflejada en muchos de los acontecimientos y he acompañado a la protagonista palabra por palabra, como si fuese ese fantasma de las navidades pasadas que viene a recordarme aquello que ocurrió.

A nivel técnico, una prosa impecable, un ritmo ligero que atrapa, unos personajes perfectamente construidos y un argumento que se te queda dentro.
 
Un libro imprescindible. Puntuación: 4'5 / 5

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